Para la Reina Elizabeth

Los caminos ambiguos de la semana pueden llevarte a los reinos más anhelados del universo, en esa tarde calurosa con el sudor que recorría mi rostro junto con la mascaría puesta, estabas ahí “Elizabeth” la reina que ni de vil mentira pudiera hacerte caer ante tu reino con simples engaños, las hojas de aquel parque tenso en ese momento se frenaron en un instante al observar tus ojos bellos, porque solo yo al verlos mis pensamientos se llenaron de intriga y misterio todo el tiempo.

La marcha hacia nuestro encuentro fue a gusta en todo momento así como lo fue el suspenso por primera vez al besarte, tu discurso de pasado a presente llevo a que mis grandes ideales llegara a resurgir tanto en ti que la misma fuente de ese lugar dejo de quedarse sin agua al vernos tan alegre estar, porque ahora esos recuerdos para mí ya no son historia, si no la mejor poesía para este inicio de mañana.

La confianza, la locura, las discusiones con atracción unida se complementaron con la mayor fuerza de acción para sincronizar cada segundo de pasión para que ambos en nuestro regreso de aquel viaje en carruaje concluyeran por el mejor consumismo anhelado para nosotros mismos.

Mientras tus pequeñas manos se entrelazaban con las mías mi reloj se comenzó a colapsar en cuestión de minutos, como que tú y yo ya habíamos esa conexión en un universo paralelo, porque sigo pensando que tú eres lo que más brilla ante los demás como los girasoles con la luz expuesta de un atardecer al límite de caducar y recordar tu exquisita sonrisa que con tus labios hacen el mejor néctar para que el día de hoy este rey brinde y logre desenvainar su espada a tus pies.

¡Oh querida Elizabeth! No sé cuántas batallas tendré que luchar por ti, pero estoy seguro que si tendré que ir a la guerra y morir por ti, valdrá la pena cada minuto volver por ti, para poder encontrarnos nuevamente, donde ya nace la reina que eres y la fortaleza que se está construyendo para ti por parte de mi corazón.

Para: E.Z.S

Doy gracias por conocernos.